jueves, 29 de diciembre de 2011

Izanagi

"Izanagi se fue a purificar después de recuperarse de su descenso a Yomi. Mientras se desnudaba y removía los adornos de su cuerpo, cada artículo que el dejaba caer al suelo formó una deidad. Incluso surgieron más dioses cuando él se sumergió en el agua para lavarse. Los más importantes fueron creados de su rostro una vez que este se lo lavó:

Amaterasu (encarnación del sol) de su ojo izquierdo, Tsukuyomi (encarnación de la luna) de su ojo derecho, y Susanowo (encarnación del viento o de la tormenta) de su nariz."

viernes, 23 de septiembre de 2011

Schopenhauer

"La vida y los sueños son hojas de uno y el mismo libro. Su lectura conjunta se llama vida real. Pero cuando las correspondientes horas de lectura terminan y llega el tiempo del descanso ojeamos ociosos y consultamos una página aquí y allá, sin orden ni concierto: a veces es una página ya leída, otras veces una desconocida, pero siempre del mismo libro. Ciertamente, una hoja leída aisladamente está desconectada de la lectura coherente: mas no por eso queda muy por detrás de ella, si se tiene en cuenta que también la lectura coherente en su totalidad comienza y termina de forma improvisada, y sólo hay que considerarla una hoja aislada de mayor tamaño."

martes, 20 de septiembre de 2011

Huángdì

"El corazón es el reflejo de los fenómenos de la naturaleza. La idea viene del corazón. Una idea determinada, es la voluntad; la voluntad se transforma en pensamiento; el pensamiento dirige el presente hacia el porvenir, engendra las preocupaciones y los pesares, pruebas de la inteligencia. Las afecciones dañan a la vitalidad; el exceso de placer puede dispersar el espíritu; la angustia puede trabar el fluir de las cosas; la cólera puede engendrar la muerte; el miedo puede llevar a la locura."

El Cánon del Emperador Amarillo (Nei King)

jueves, 1 de septiembre de 2011

Evolución


Era un gran campo que limitaba a un lado con el bosque y al otro con un afilado desfiladero.

Los árboles y la hierba crecían sin estorbar a nadie. Solo necesitaban la luz del sol, el aire, y lo que tomaban del suelo.
En el campo estaba habitado por conejos que se alimentaban únicamente de los árboles y la hierba.
Finalmente, el desfiladero era el nido de las águilas. Incansables sobrevolaban el campo en busca de un conejo despistado para matarlo y tomar su alimento.
Prefiero no seguir con el hombre porque ni siquiera mata al águila por su alimento.
 Esta es la “evolución”.
¿“Mi” evolución iría en sentido contrario?





lunes, 29 de agosto de 2011

Futuro

El pasado es dominio de Hades. Sepulcro del que solo los héroes regresan con vida.

El presente es un reino de mares donde habita Poseidón domador. Él posee un carro de caballos blancos y caballos negros, símbolos de razón y pasión. Solo él es capaz tanto de calmar los mares como de desencadenar tempestades.

En el confuso horizonte donde acaba el mar comienza un cielo caprichoso, grácil e impredecible: el futuro, ese mundo de esperanzas y espejismos.

Una mirada tímida a ese futuro incierto susurra algunas cosas:

  “De la misma forma que el sol calienta el mar para generar las nubes que a su vez precipitarán al mar, así nuestras acciones presentes realizadas bajo la luz del bien serán nuestro alimento futuro.”

  “De la misma forma que el viento azota incansable la tierra y el mar y solo las raíces más profundas aguantan impasibles, así el vertiginoso futuro hará tambalearse y finalmente arrancará de cuajo un presente inestable y respetará un presente profundo."

Pero mucho más alto que esto, atrevido y travieso, advierte:

  "Mira la noche, las estrellas. Crees que ves el futuro mas no ves más que el pasado."

 ...

Cojo un puñado de arena. Abro la mano y lo lleva el viento. En el aire puedo distinguir mi arena. Cuando cae ya no es mi arena, es solo más arena en la inmensidad del desierto.

sábado, 20 de agosto de 2011

Existe un lugar



Existe un lugar perdido en el norte, entre las montañas, cerca del mar. Es verde, muy verde, probablemente el sitio más verde que nunca verás. El cielo aparece siempre cubierto por nubes, y en el aire se respira una fría humedad.  Los bosques sudan un vapor de agua que alimenta generoso a musgos y líquenes. Al ocaso, una misteriosa niebla hace siempre aparición en las laderas más frondosas, y resiste tenaz hasta el alba del día siguiente. Los arroyos esparcidos lavan un suelo sin cicatrices y, pacientes, recorren cuevas y grutas escavadas en roca caliza tras miles y miles de años. La vida brota de cada rincón con una fuerza irresistible.

Ese lugar es hogar de dioses desde tiempos inmemorables. Al llegar por primera vez puedes sentir algo divino. No es ningún descubrimiento; lo sabían los primeros habitantes, y quisieron inmortalizarlo con pinturas en sus cuevas. Pero sus hijos olvidaron, y los hijos de sus hijos. Olvidaron ocupándose de más cosas, descubriendo más, sabiendo más, pero entre tanto ruido no pudieron evitar dejar de oírse a si mismos, a esa débil voz que solo surge en el silencio.

A ese lugar me dirigí sabiendo que podría encontrar respuestas. Era de noche. A diferencia de la ciudad no había ninguna falsa luz en los caminos de piedra y barro. La noche era noche, nada más. Sólo había un tenue resplandor, el único resplandor legítimo… un rayo de Luna. También Marte, sediento de sangre, brillaba clavado en el cielo. Aquella noche tuve el sueño más apacible que recuerdo en mucho tiempo. Desperté acurrucado en la cama, plácido, como únicamente sucede cuando al otro lado de la ventana acecha impaciente el frío…

martes, 16 de agosto de 2011

Víctor de Aveyron

Hoy hablaremos de lo que hablar significa – dijo, y comenzó así:

“Hay una persona a miles de kilómetros de distancia. Sí, miles de kilómetros, habéis oído bien. Ella suele recordarme la diferencia entre leer y escuchar, pero, ¿Es tan vital esa diferencia?
Cuando te leo, mi mente pone la voz, por lo que leer y escuchar no es tan diferente – le dije – en realidad leer es escucharte a ti mismo.

Y bien, vayamos un poco más allá en este razonamiento. ¿Cuál es la importancia del lenguaje? La falta de lenguaje no sólo impide la comunicación. La falta de lenguaje también impide el pensamiento tal y como lo conocemos, ¿o no?
¿Quién es capaz de pensar sin palabras? Las imágenes forman parte de nuestros pensamientos, en algunas personas más importante que en otras, pero por muy grande que sea, las palabras son fundamentales. Ese diálogo constante… ¿Cuándo nos “hicimos” así? Los pasos intermedios deben ser alucinantes. Imaginad por un momento vuestra mente si no conocierais ningún lenguaje. Algunos dicen que sería imposible pensar.”

jueves, 11 de agosto de 2011


En respuesta al texto de mi amiga Linda Luna. 
Porque no hay mal que por bien no venga.
Que esto sea alivio para tu alma y una luz en el horizonte.



Abrí la puerta y entré dentro de la estancia. Cuando la puerta se cerró oí el sonido típico que avisa de que alguien entró en el local, pero esta vez en vez de pasar de largo me fijé de dónde procedía.
El objeto estaba formado por un círculo de madera unido al techo por un fino cordón y del que colgaban hacia abajo diferentes cilindros que al chocar unos contra otros producían aquella melodía tan peculiar.
Sin embargo, eso no tenía nada de especial, había visto muchos iguales en diferentes comercios. Lo que me llamó la atención es que, además de los cilindros, colgaban también pequeños medallones de madera, cada uno con una inscripción en ellos. Una en concreto me hizo sonreír: .

No sé, nunca me he planteado seriamente si existe el destino, o algo parecido... Solo sé que fue la excusa perfecta para empezar a escribirte estas palabras.

¿Para qué? Para qué es una pregunta extraña. La verdad es que esta mañana no sabía del todo para qué, pero cuando leí tu estado copié esos caracteres en japonés y rápidamente fui al Google traductor a ver lo que significaban. Si no lo hubiera hecho, no me habría fijado nunca en aquella inscripción en el medallón. Inscrita también estaba la traducción, y con una palabra diferente a la de Internet: La primera era Fortuna, mientras que la segunda Suerte.
¿Para qué lo hice? Realmente no había un para qué.
Me preocupé en buscarlo Porque me importas. Porque has sido amable conmigo, porque eres diferente, porque te llamas Linda, pero no literal, y te ríes y me haces reír por ello… Porque ser tú es cansado, y quiero ser un descanso en tu vida, porque cuando despiertes de ese sueño que te estás echando quiero estar contigo, porque quiero que amanezca, y lo veas, y me lo describas como tú sólo sabes hacerlo, porque gracias a que estos meses has hablado mucho, me has conocido, porque aunque no hables más, una de las primeras frases que te dije es que no tengo miedo al silencio (porque se que no conseguirás nunca callarte del todo :P) porque estaré contigo también cuando no seas amable conmigo, cuando no seas del todo diferente, también cuando te llames Linda de forma literal (será divertido), cuando no te rías,…

Porque ahora necesitas estar sola, pero cuando estés sola, sabrás que no estás del todo sola, porque ayer me dijiste que me ibas a echar de menos, y yo te eché de menos, y sabía que me necesitabas. Porque te escucho, y soy medicina para tu alma, porque me escuchas y tú lo eres para la mía, y porque de mientras ambos hablamos. Porque no me importa que me analices, (porque yo te analizaré de mientras jeje).

Porque no quiero que dejes de ser como eres, y quiero tomarte. Porque puede que esto tampoco tenga coherencia, no lo sé, solo sé que llevo todo el día queriendo escribirlo, y lo he conseguido porque me importas, sí, otra vez lo digo, y porque la prueba es que si no me importaras, jamás me habría fijado en un medallón en que veía escrito que  colgaba de uno más grande en que la inscripción era 幸福.

lunes, 8 de agosto de 2011

El guepardo, el águila y la liebre.

- Hoy los protagonistas serán animales – dijo, y comenzó a hablar así:

““Era la sabana más extraña que podrás imaginar. La hierba crecía con un indescriptible color rojizo. Rojos eran también el cielo, el sol, las nubes, y de sangre los arroyos.

Desperté de nuevo al mundo, y mis recuerdos más recientes eran de meses atrás, quién sabe cuántos. Yo no era un guepardo corriente. Había pasado todo ese tiempo sin comer, pero eso no me parecía ya algo anormal. En realidad no lo necesitaba, solía alimentarme de la belleza que me rodeaba. A veces bastaba solo con observar el reflejo de mi pelaje blanco salpicado de hermosas estrellas negras que creaban un cielo de colores invertidos.

Sin embargo, aquél día era diferente. Era el hambre lo que me había despertado, así que esperé a que el sol estuviera en su cénit para buscar una presa. No era casualidad. No había ningún otro animal que se atreviera a cazar en las horas más calurosas en vez de esconderse a la sombra de una acacia a retozar, aunque el hecho de estar en la estación húmeda hacía de esta norma bastante más vulnerable.

En el cielo un águila volaba en una espiral sin aparente finalidad, hasta que quedó suspendida en medio del aire. Mis ojos felinos miraron al punto en que se habían clavado los suyos, y rápidamente vi una liebre corriendo entre los hierbajos. Todos mis músculos se dispararon como un resorte, y por cada zancada que avanzaba clavando mis garras en el terreno saltaba un pequeño chorro de sangre. Finalmente, el animal más veloz del planeta ganó al vuelo del águila orgullosa y le robó la presa.

- A ti también te robarán tu presa – me dijo, y refiriéndose a la liebre añadió – ¡Yo la habría honrado mejor que tú! Soy el señor de los cielos, y ser mi presa habría sido el mejor final para esa liebre. Antes de morir habría podido ver desde la alturas el mundo en el que habita.

No pude replicarle nada. Era ese uno de los motivos por los que había aprendido a no tener que comer, pero a veces el hambre se hacía incontrolable y, como ese día, me despertaba de mi letargo.

¡Márchate! – le gruñí de forma autoritaria, y el águila alzó el vuelo. Miré a la liebre. No estaba muerta, no solía hacer falta matarlas tan rápido. Cuando sabían que el juego había llegado a su fin se entregaban con resignación y sabiduría, sin tratar de escapar.

- No tiene razón -. Era ella, y continuó – Saciaré tu sed y tu hambre de forma que no las volverás a sentir, porque tú no eres como los demás.
- ¿Qué puedes saber tú de cómo soy?
- Todos estos meses los otros animales de la sabana te hemos observado y envidiado. No eres como el resto, no necesitabas cazar para sobrevivir.
- Y sin embargo, aquí estoy, y te has convertido en mi presa. Después de todo sigo siendo un guepardo.
- Ya no necesitarás cazar más.
- No puedes decir eso.
- Sí puedo. Todos los animales cazan, y no se sacian nunca ni nunca se saciarán porque esa no es la voluntad de la presa. A mi me cazaste y yo te admiro, pero porque tú luchaste y conseguiste volverte admirable, por eso yo saciaré tu hambre...””

Y cuando el hombre hubo terminado de contar esto exclamó – ¡Esa sabana de hierba rojiza, con su rojo cielo, su rojo sol, sus rojas nubes y sus arroyos de sangre… Esa sabana, amigos míos, es mi corazón!.


sábado, 6 de agosto de 2011

El espejo


Me senté frente al espejo, miré,  y vi:
Vi un aullido limpio y cristalino,
un mosaico de reflejos
vagando, pesados y dolorosos,
al infinito incandescente
de mi memoria, tus recuerdos.


Proyectaba verdades,
agudas agujas dolorosas
como las luces de la noche,
con tus sombras suaves y temblorosas
de luz de luna…